Esta mañana comentaba una amiga por Facebook “a mí me asombra lo pronto que ha cambiado casi todo para peor”. No quiero parecer la típica abuela con la típica frase “en mis tiempos las cosas no eran así”, ¡soy demasiado joven! Pero realmente me preguntó a dónde se ha ido a vivir la educación, ¿habrá emigrado por culpa de la crisis?
Normas de educación que a todos nos parecen básicas se saltan a la torera en virtud de una supuesta libertad individual, como si ya nadie se acordase de que “tu libertad empieza donde termina la del otro”. Tú puedes hacer lo que quieras, ¡cierto! Pero si le metes el dedo en el ojo al vecino ya no tiene gracia, ¡te pasaste, amigo!
Y para muestra del creciente aumento de este tipo de situaciones ahí va la foto de lo que me encontré ayer dentro del Mc Donald…
Apetecible, ¿no? Yo me suelo sentar en ese mismo sillón muchas veces, espero que lo desinfecten… Lo malo no es sólo eso, sino las familias con niños que merendaban cerca de esta “señorita”. Tuvieron suerte, ¡sin tener que pagarlo se llevaron doble, o quizás triple, ración de queso!
Ironías a parte, he de decir que quitarse los zapatos en un lugar público no es lo más apropiado, ni lo más higiénico; y por su puesto es una falta de respeto hacia los que te rodean. Las normas de higiene no son algo que nos tiene encorsetados sino que nos libran de determinadas infecciones, enfermedades,… Y lo una de las cosas que nos hace “civilizados”.
Tal vez educación y normas de protocolo social es lo que nos falta por aprender… Y tal vez el protocolo no sea solo, como algunos dicen, “cosa de sentido común y mano izquierda”.
Claro que siempre nos queda tomárnoslo con humor y cantar aquello que cantaba Emilio Aragón…
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