Hace unos días se me removieron las entrañas al ver un anuncio de una conocida marca de champagne que decía: “nosotros no somos de protocolos”. Mis padres me miraban mientras guardaban ese profundo silencio que precede a la tragedia: esperaban que mostrase mi indignación. Ellos saben bien que hay tres cosas que no soporto que me digan cuando explico a qué me dedico:
1. Que me pregunten si me dedico a poner mesas (trabajo digno, pero no el mío).
2. Que me hablen de “romper el protocolo”.
3. Que me digan que les gustan las cosas “sin protocolo”.
A veces tengo la impresión de que muchas personas identifican el protocolo con Fräulein Rottenmeier. ¡Sí, sí! ¡Esa misma! La institutriz de la “señorita Adelaida”, Heidi. Una vez me dijeron que tenía pinta de dedicarme al protocolo y no sabía si tomármelo a broma o asustarme.
“Sin protocolo”… ¿En serio? Repasemos lo absurdo de la expresión.
El significado del término protocolo es el siguiente:
Protocolo: Conjunto de normas y disposiciones legales vigentes, usos, costumbres, tradiciones y técnicas necesarias para la realización de los actos, ya sean públicos o privados, y la ordenación de sus invitados.
Pues teniendo en cuenta que hasta las reuniones más sencillas son “actos” y que nuestro comportamiento en sociedad se rige por “costumbres”, “tradiciones” y “normas de educación”… Siendo así, ¿cómo piensas separar el protocolo de tu vida?
Es cierto que, como decía al principio, el protocolo es mucho más, no basta solo “mano izquierda”, pero ten por seguro que es un medio de facilitación de vida, más que algo que te la complica.
Antes de rechazar algo por sistema hay que conocerlo de verdad.
Quizá pienses que el protocolo en inflexible, mas no es así. El protocolo te pide que cuando llegues a un sitio saludes, pero te permite darle dos besos tiernos a tu abuela, un beso en la frente a tu bebé, unas palmaditas en la espalda a tu colega y un “poquito”a tu novia. ¡Así de maravilloso es el protocolo! Así que, por favor, no te olvides de incluir el protocolo en tus planes esta Navidad… y dale un abrazo a la abuelita de mi parte.
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