Todo esto de las Navidades es algo fantástico. Vuelves a ver a gente que no ves en todo el año, se reúne la familia, se come muy bien… Pero, ¡confiésalo! Reconoce que muchas veces te vuelves completamente loco/a y desearías desaparecer a una isla desierta. Tal vez sea porque algún que otro anfitrión desconoce reglas fantásticas en la colocación de las mesas.
Pues en una de esas me encontraba yo cuando me acordé de una ley protocolaria que siempre me hace sonreír: La ley del descanso matrimonial (Suena bien, ¿no? ¡Seguro que alguna vez lo has pensado!) Para evitar confusiones vamos a explicar de qué va, no se nos vaya a enfadar nadie.
La ley del descanso matrimonial, como la alternancia de sexo, es una recomendación protocolaria que consiste en separar a los matrimonios y, de esta forma, favorecer una conversación amena y fluida. Evitando la consolidación de grupos cerrados y la monopolización de la conversación. ¡Obvio!
Lo cierto es que también se aplica a hermanos y parientes próximos.
Sabiendo esto y si queréis ser buenos anfitriones… ¡ponedlo en práctica! Estoy segura de que las cenas serán más apetitosas y descenderá el número de divorcios.
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