Es sorprendente cómo una puede empezar hablando en un centro comercial con una amiga de las copas de ropa interior: A, B, C, D e incluso E… y terminar en la cafetería tratando sobre copas de champán. Todo empezó a cuenta de la copa Pompadour.
Cuenta la leyenda que, supuestamente, Luis XV ordenó la elaboración de copas de champán tomando como molde el seno izquierdo de la cortesana francesa, Renee Poisson, conocida como Madame Pompadour. Aunque por lo que parece, podría ser solo eso, una leyenda atribuida a otras mujeres, como por ejemplo María Antonieta.
La duquesa- marquesa de Pompadour y marquesa de Menars, Jeanne-Antoinette Poisson, más conocida como Madame de Pompadour, nació en París el 29 de diciembre de 1721 y falleció en Versalles, 15 de abril de 1764, que además de amante célebre de Luis XV, además de una de las más fervientes promotoras de la cultura durante su reinado.
Éxisten diferentes tipos de copas para beber champagne que han ido variando según el lugar, la moda,…
LA COPA POMPADOUR
Las primeras copas Pompadour aparecen en 1663 encargo del Duque de Buckingham a un artesano veneciano y eran de porcelana; su primer nombre fue “la Tazza”.
No se hicieron populares hasta finales del S XIX. Se caracterizan por ser muy abiertas, pero recogida en los bordes, lo que permite beber mejor sin que se caiga. ¡Ideal para el ajetreo de la fiesta!
Su mayor auge se dio entre los años 30 a mediados de los 70, aunque en la actualidad sigue siendo muy popular entre británicos y rusos.
LA COPA DE FLAUTA
La copa de Flauta es de origen galo-romano y es una de las copas más antiguas que existen, actualmente se asocia prácticamente a los vinos espumosos y muchas personas desconocen su origen e historia.
Y, por último la Tulipa, una forma mejorada de la Flauta, con más curvas. Su anchura en el centro y su ligera estrechez en la parte superior permiten conservar mejor la temperatura y evitan que se escape el aroma.
Y si queréis saber más sobre cómo brindar con estas preciosas copas os dejo un post anterior con más información.
Una respuesta a «Los senos de… ¿Madame Pompadour?»
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