Mi abuelo siempre me ha llamado protestante, no de religión sino de condición. Por eso tengo que hacer mi particular objeción a mis compañeros de protocolo de las instituciones de Aragón en lo que se refiere a relacionar, en su ponencia del pasado Congreso Internacional de Protocolo de la UNED, la etiqueta con las palabras del libro del Génesis.
Si me permitís la discrepancia creo yo que el tema tiene más que ver con una parábola del Nuevo Testamento y voy a explicar porqué.
El versículo 21 del capítulo 3 del libro del Génesis dice: “Yahveh Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de piel y los vistió”.
Dios simplemente viste lo que está desnudo, el pecado que nos deja al descubierto. Hay vestimenta pero no se precisa etiqueta.
Sin embargo, en el Capítulo 22 del Evangelio de Sam Mateo, Jesús cuenta una parábola en la que hace referencia al anfitrión que exige etiqueta para su fiesta. Es evidente que si Jesús lo usa en una parábola (especie de cuento didáctico) era porque sabía que su audiencia le iba a entender. Luego, la etiqueta era ya algo corriente, todos sabían cómo debían de ir vestidos. Por eso Jesús lo compara con el estado de gracia santificante, para que todos pudiesen entenderlo. Es un signo interno expresado en una actitud externa.
22:1 Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo:
22:2 El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo;
22:3 y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir.
22:4 Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas.
22:5 Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios;
22:6 y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.
22:7 Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad.22:8 Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos.
22:9 Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.
22:10 Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados.22:11 Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda.
22:12 Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció.
22:13 Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes.
22:14 Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.
Siempre me ha gustado esta parábola. ¡Tenía carácter el rey! Es cierto que la etiqueta se aconseja, pero no obliga; sin embargo, la escena nos refleja el desprecio que se hace a alguien cuando no se respeta la etiqueta y la importancia de la misma. El rey se molesta en preparar un gran convite y, con su gesto, los invitados muestran desprecio y falta de interés.
Me imagino a un anfitrión diciendo “atadle y echadle a las tinieblas de fuera” y me lleno de secreto gozo protocolero, ¡tengo que confesarlo…!
Espero que mis compañeros de Aragón (y todos los que quieran) se lo tomen como lo que es: un reto para encontrar más ejemplos. La Biblia, como nos demostraron el otro día es una de esas fuentes inagotables de antecedentes del protocolo, que nos muestran como las normas que rigen el orden social y el orden en los actos no son otra cosa que la herencia del buen hacer y de la sabiduría acumulada de muchos años.
Gracias a mis compañeros de Aragón por llevarnos del Caos al Orden, con su trabajo diario. Feliz buen hacer protocolero.
Gracias, José Javier Carnicer Domínguez, Mercedes Mairal Mingo, José María Gimeno Lahoz, Gemma Fernández-Ges Marcuello y José Luis Anjoy García, por ser parte de mi inspiración
Una respuesta a «La etiqueta y el Nuevo Testamento »
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