Decía un párroco amigo mío que las homilías, para ser buenas, debían de ser "como las minifaldas: cortas y que enseñen mucho". Creo que esta misma afirmación es muy válida para los discursos en nuestros eventos. Es muy típico ver a los invitados, e incluso a los que presiden, cabecear durante los mismos. Yo misma confieso haber …
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